LONDRES
Boris Johnson ha presentado este lunes su dimisión como ministro de Exteriores británico, profundizando aún más la crisis abierta en el Gobierno de Theresa May tras la dimisión el domingo por la noche del titular del Brexit, David Davis. Es el segundo ministro que dimite en menos de 24 horas, negándose a apoyar los planes de la primera ministra para negociar una ruptura suave con la Unión Europea.
Dos años después de que los británcos decidieran en referéndum abandonar la UE, Theresa May había logrado al fin, el viernes pasado, cosechar el consenso de su Gobierno en torno a un plan para la relación comercial futura de su país con el bloque. La estrategia aprobada el viernes, que la primera ministra pretende publicar y presentar a Bruselas esta semana, plantea una especie de área de libre comercio de mercancías que, entre otras cosas, obligaría a Reino Unido a respetar la normativa europea, sin participar en su creación. Traspasa claramente las líneas rojas marcadas por el sector euroescéptico del partido.
Tras la dimisión de Davis, todos los ojos estaban puestos en Boris Johnson, ambicioso ministro de Exteriores, cabeza visible del sector duro del Brexit en el Gabinete, que el viernes, en la reunión en la residencia de campo de la primera ministra donde los miembros del Gobierno debatieron el plan de May, se refirió a este como "una mierda", según el relato de algunos de los asistentes.
El poco diplomático jefe de la diplomacia se encontraba poco menos que en paradero desconocido durante la mañana de este lunes. Ni siquiera acudió a una cumbre ministros de Exteriores sobre los Balcanes que se celebra en Londres. El silencio lo rompió a primera hora de la tarde un portavoz de Downing Street: "Esta tarde, la primera ministra ha aceptado la dimisión de Boris Johnson como ministro de Exteriores. Su reemplazo se anunciará en breve. La primera ministra agradece a Boris su trabajo".