No importa la edad que tengamos o que haga años que dejamos de estudiar. Somos muchos para los que el año nuevo empieza en septiembre, como si fuera el curso escolar. Después de tantos meses de verano y vacaciones, llega la vuelta a la realidad. Y con ella, llegan también los buenos propósitos.
El gimnasio es, cada vez más, uno de los principales propósitos de este “año nuevo”. La fiebre del fitness es una realidad en nuestro país, y España, con 5’3 millones, se sitúa en el 5º puesto en cuanto al número de inscritos a centros deportivos en Europa.
La oferta de gimnasios no ha dejado de crecer en los últimos años. A las tradicionales promociones de inicio de curso, bien sean, por ejemplo, las matrículas gratuitas o los bonos similares a los que se ofrecen en otros sectores, como las casas de apuestas o de telefonía, para la captación de nuevos clientes, se suma ahora el ‘boom’ de los centros low cost. Proliferan los gimnasios donde la matrícula y las cuotas mensuales son muy bajas, especialmente en las grandes ciudades del país. Sin embargo, hay que valorar bien si nos conviene este tipo de establecimientos, ya que los precios son más bajos, pero también lo son los servicios que ofrecen. A las personas que nunca hayan ido al gimnasio, les conviene pagar un poco más pero contar con asesoramiento y un seguimiento personalizados que asegure las bases de un entrenamiento continuado y bien hecho.
Elegir gimnasio es un primer paso fundamental, sobre todo para los principiantes. Los primeros pasos son clave para que nuestros propósitos tengan éxito. En unos tiempos en los que prima la inmediatez, puede resultar difícil tener la paciencia que requiere la práctica habitual de ejercicio. Si buscamos quitarnos en un par de semanas esos kilos, que hemos ganado con las tapitas y las cañitas del verano, fracasaremos. Es más, seguramente acabará produciéndose un efecto rebote del todo contraproducente.
Es necesario establecer un objetivo, sí, pero para alcanzarlo tendremos que ponernos otros objetivos a corto plazo. Ir al gimnasio no debe ser una obligación, sino un hábito. Septiembre es un mes en el que las matrículas se multiplican, sin embargo, son muchos los que desisten, no integran el gimnasio en sus rutinas y terminan por no ir, con la frustración y pérdida económica que eso supone.
Cada persona es un mundo, y lo último que debemos hacer en nuestro primer día de gimnasio es compararnos con los demás. Todo el mundo, sin excepción, debe hacer ejercicio de manera regular para poder disfrutar de una vida sana. Así que hay que desterrar los prejuicios de pensar en el gimnasio como un sitio al que solamente van culturistas o gente obsesionada con su físico. Hay lugar para todos.
Aprovecha las clases de prueba que se ofrecen en muchos gimnasios para saber qué es lo que mejor se adapta a tus gustos y necesidades. Intenta hacer del gimnasio algo divertido, que te sirva para salir de la rutina y se convierta en una actividad prácticamente imprescindible. Las clases en grupo pueden incluso servir para socializar, aunque, si lo prefieres, aprovecha para disfrutar de momentos reservados a ti mismo, que a veces también son necesarios.
El equilibrio también es importante. El gimnasio debe formar parte de tu rutina, y convertirse en algo agradable que te apetezca hacer, pero siempre hay que introducirlo de manera progresiva y con control. Tan importante como el entrenamiento es el descanso. Del mismo modo, es desaconsejable centrarse solamente en una parte del cuerpo; hay que ejercitar todo, no solo ese punto en el que se acumulan los michelines o la celulitis.
Para conseguir nuestros objetivos, puede ser útil el uso de la tecnología. Hoy en día hay un gran número de aplicaciones que nos dicen cuantas calorías hemos consumido, los pasos hemos andado o si hemos dormido bien. Esta información puede servir como elemento motivador, para intentar superarnos y tener algo que nos recuerde que no valen las excusas. Hay ejercicios de alta intensidad que no requieren demasiado tiempo, y siempre puedes buscar gimnasios en los que pagues solamente por las clases a las que acudas.
Pedir consejo, tener paciencia y ser constante en el gimnasio son fundamentales. Pero si realmente queremos mantenernos en forma y que las gotas de sudor que soltamos en los aparatos no se queden en nada, es importantísimo que cuidemos nuestra dieta. Mucha fruta y verdura, y evitar abusar de la carne roja, las grasas, el azúcar o el alcohol. Todos nos sabemos la teoría, simplemente hay que atreverse a ponerla en práctica.