MADRID/ El aumento de la incidencia del COVID-19, especialmente entre la población más joven todavía no vacunada, genera una gran preocupación a las enfermeras españolas que recuerdan que la pandemia sigue viva, que circulan variantes del coronavirus mucho más contagiosas, por lo que deben mantenerse las medidas higiénicas (uso de mascarillas en interiores, higiene de manos, no compartir bebidas, tabaco, etc) y la distancia de seguridad, especialmente en espacios cerrados. Si bien los casos parecen no revestir la gravedad de otras fases de alta mortalidad causada por esta infección, un aumento de los casos en esta época estival podría dar lugar a una saturación de los centros de Atención Primaria. En este sector de la Sanidad existe un déficit estructural de enfermeras, con una carencia de más de 15.000 profesionales para poder prestar una atención adecuada a la población. Sin embargo, si a esto se le añade las vacaciones de verano, de unas enfermeras exhaustas y que lo han dado todo durante la pandemia, la falta de enfermeras se agudiza, lo que puede dificultar el abordaje de una hipotética nueva avalancha de casos.
“Resulta preocupante el aumento de la incidencia entre el colectivo aún no vacunado. Se ha generado una falsa sensación de seguridad derivada de que gran parte de la población ha completado o está en trámite de completar la pauta de inmunización con las distintas vacunas disponibles, a la vez que se han anunciado medidas como la no obligatoriedad de la mascarilla en exteriores -si hay distancia- o la progresiva reapertura de los locales de ocio. Sin embargo, atravesamos un momento delicado en nuestra lucha contra el virus y, aunque suponga un esfuerzo extra, hay que seguir llevando a la práctica las medidas de seguridad e higiene”, explica Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería.
Por otra parte, ante las dudas y reticencias sobre la vacunación que pudieran existir en el seno de la población más joven, el Consejo General de Enfermería insiste en animar a esa parte de la ciudadanía a vacunarse cuando le llegue el turno, ya que las vacunas disponibles son seguras y efectivas. Aunque las posibilidades de ingreso en UCI o muerte son menores en personas jóvenes, eso no quiere decir que no se pudiera complicar un caso.
Las enfermeras hacen un llamamiento al civismo, la responsabilidad y la solidaridad tanto en las conductas relacionadas con las medidas de protección e higiene como en lo relativo a la posibilidad de inmunizarse. En el primer caso, preocupan las concentraciones -aunque sean en un parque, en la calle o en una terraza- de personas no convivientes sin respetar la elemental distancia de seguridad y sin mascarilla. Y respecto a las vacunas, a menudo surgen bulos, miedos o informaciones sesgadas que pueden desanimar a muchas personas a acudir a su centro de vacunación. La combinación de ambos escenarios podría retrasar la salida de nuestro país de la mayor emergencia sanitaria en décadas.