AGENCIAS /CANARIAS SEMANAL
El Fondo Monetario Internacional ha avisado en un reciente documento de la posibilidad de que determinados gobiernos tengan que proceder a la confiscación del ahorro de las familias, con el objetivo de poder salvar a los bancos de una quiebra catastrófica.
El documento en cuestión emitido por el Fondo Monetario Internacional (FMI), sugiere la posibilidad de proceder a la expropiación de parte de los ahorros de las familias con la finalidad de reducir el ingente volumen de deuda que acumulan los gobiernos de los países desarrollados.
En un informe sobre Vigilancia Fiscal (Fiscal Monitor), fechado el pasado mes octubre, esta entidad financiera ya advertía sobre la posibilidad de confiscar hasta el 10% del patrimonio que acumulan los hogares con el objetivo de reducir la deuda pública a niveles de 2007, fecha en la que estalló la actual crisis financiera.
Ahora, han sido los conocidos economistas Carmen M. Reinhart y Kenneth S. Rogoff quienes insisten en un reciente documento emitido por el FMI sobre que, muy posiblemente, numerosos estados se verán obligados a ejecutar diferentes fórmulas que faciliten la reducción de su elevado endeudamiento público, bien sea a través de una reestructuración de la deuda con la elevación de la inflación, o a través de tasas de interés negativas, impuestos, o una combinación de todas ellas
El informe dice que la historia económica ha demostrado en más de una ocasión que los gobiernos suelen optar por este tipo de salidas en caso de producirse un elevado endeudamiento público. Y en la presente situación no va a ser muy diferente. Ambos economistas prevén la quiebra parcial de diversos países, refiriéndose en particular a los pertenecientes a la periferia del euro, en los que tendrá que procederse a una reducción de deuda pública, mediante la transferencia de recursos desde los ahorradores privados hacia el Estado.
Según Reinhart y Rogoff , la combinación de crecimiento y austeridad para reducir el endeudamiento soberano es necesaria, pero será insuficiente para resultar eficaz por dos razones: por un lado, el PIB de los países ricos registrará un tímido avance en los próximos años debido, precisamente, a la elevada deuda pública; y, por otro, a que las medidas de austeridad son difíciles de aplicar porque son corrosivamente impopulares.
¿Cuál será entonces la salida? Pues de acuerdo con lo que sugiere documento mencionado, los inversores en deuda pública y los ahorradores deberán pagar la gigantesca factura de sus respectivos gobiernos.
En el momento presente, la suma de todas las economías capitalistas avanzadas acumulan el mayor volumen de deuda pública conocido, aproximándose al 100% del PIB. Un nivel que no se ha visto desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Algunos analistas económicos han llegado a evaluarla como la mayor deuda pública contraída en los 200 últimos años.