ADEJE/ La tensión en torno a las controvertidas obras de la macro urbanización turística Cuna del Alma en El Puertito de Adeje, Tenerife, ha vuelto a estallar con un nuevo episodio de violencia. Dos empleados de la empresa de seguridad privada Segurmaximo agredieron de forma violenta a un activista que se encontraba sentado pacíficamente en la zona de construcción. Este incidente subraya la creciente confrontación entre los defensores del medio ambiente y el desarrollo urbanístico en la isla.
El activista, quien participaba en una protesta pacífica, fue abordado y agredido físicamente por los guardias de seguridad mientras intentaba impedir el avance de las obras. Testigos del incidente han denunciado la brutalidad del ataque y la falta de medidas adecuadas para garantizar la seguridad de quienes ejercen su derecho a la protesta pacífica.
Este conflicto no es nuevo. Durante la pasada legislatura, la Dirección General de Patrimonio Histórico del Gobierno de Canarias, encabezada por Nona Perera de Podemos, logró paralizar las obras de Cuna del Alma tras descubrir grabados rupestres de los antiguos aborígenes de la isla en la zona. Además, se impuso una sanción de 100.000 euros a la constructora por atentar contra el patrimonio cultural. Sin embargo, el panorama cambió con el nuevo gobierno compuesto por Coalición Canaria y el Partido Popular, que decidió levantar la sanción y permitir la reanudación de las obras.
La decisión del actual Gobierno de Canarias ha sido ampliamente criticada por activistas y organizaciones defensoras del patrimonio y el medio ambiente. Argumentan que el levantamiento de la sanción y la reanudación de las obras demuestran una falta de compromiso con la protección del patrimonio histórico y cultural de la isla.
Los activistas han manifestado su indignación y preocupación por el impacto ambiental y cultural de la urbanización en El Puertito de Adeje. La zona, rica en biodiversidad y con significativos vestigios arqueológicos, corre el riesgo de sufrir daños irreparables debido al desarrollo urbanístico desmesurado. La protesta y resistencia de los activistas ha sido constante, con numerosos incidentes y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y los empleados de la constructora.
La reciente agresión a un activista pacífico resalta la urgencia de abordar el conflicto con un enfoque que priorice el diálogo y el respeto a los derechos humanos. La violencia y la intimidación no pueden ser la respuesta ante las legítimas preocupaciones de ciudadanos que buscan proteger su entorno y su patrimonio cultural.
Las organizaciones y colectivos de defensa del medio ambiente y el patrimonio han convocado a una movilización masiva para los próximos días, con el objetivo de aumentar la presión sobre las autoridades y la empresa constructora. Exigen la paralización definitiva de las obras y la implementación de medidas de protección para la zona.
El caso de Cuna del Alma en El Puertito de Adeje es un ejemplo claro de los desafíos y conflictos que surgen cuando los intereses económicos chocan con la necesidad de preservar el patrimonio cultural y natural. La solución a este tipo de conflictos requiere un compromiso firme con la protección del medio ambiente y una gestión responsable del desarrollo urbanístico que tenga en cuenta el bienestar de las comunidades locales y el legado cultural del archipiélago