OPINIÓN/ El reciente ataque contra el Sindicato de Inquilinas de Tenerife, en el que su local en San Isidro fue incendiado, es un acto vandálico que merece nuestra más enérgica condena. Este atentado no solo es un golpe a una organización que lucha incansablemente por el derecho a una vivienda digna, sino que es también una afrenta a todos los demócratas y a las personas de bien que trabajamos por una sociedad más justa.
El incendio del local del SIT, donde se almacenaban ropa, libros y comida para ayudar a las familias más vulnerables del sur de Tenerife, es un ataque a la solidaridad y a la justicia social. Este acto cobarde afecta a la comunidad entera, ya que destruye recursos esenciales destinados a quienes más los necesitan. La violencia y el odio manifestados en este ataque son inaceptables y deben ser enfrentados con la firmeza de toda la sociedad civil.
Está claro que los enemigos del Sindicato de Inquilinas son los fondos buitre y las empresas piratas de desalojo que actúan de manera extrajudicial y violenta. Las sospechas apuntan directamente hacia una empresa de "desokupa" que previamente había amenazado al sindicato en un video difundido en redes sociales. Estos grupos, que operan al margen de la ley, buscan intimidar y silenciar a quienes defienden el derecho constitucional de todos los españoles y españolas a una vivienda digna.
El Sindicato de Inquilinas de Tenerife ha sido un pilar fundamental en la lucha por los derechos de los inquilinos. Su trabajo ha sido crucial para proteger a los más vulnerables y para denunciar las prácticas abusivas de los grandes propietarios y las empresas de desalojo. Por ello, es imperativo que como sociedad mostremos nuestra total solidaridad con el sindicato y nuestro apoyo absoluto a las compañeras que llevan años trabajando incansablemente en esta causa.
Este ataque no solo es un intento de desmoralizar a quienes luchan por la justicia social, sino que también es un llamado a la acción para todas y todos los demócratas. No podemos permitir que la violencia y el miedo se impongan sobre los derechos y las libertades fundamentales. Debemos exigir justicia y asegurar que los responsables de este acto vandálico sean identificados y sancionados con todo el peso de la ley.
En un momento en que la desigualdad y la injusticia siguen siendo desafíos apremiantes, la labor del Sindicato de Inquilinas de Tenerife es más importante que nunca. Su compromiso con la defensa de los derechos de los inquilinos y su valentía frente a las amenazas y la violencia son un ejemplo para todos nosotros. Por eso, reafirmamos nuestro compromiso de apoyar a este colectivo y a todas las organizaciones que luchan por una sociedad más justa y equitativa.
Contra el fascismo y la violencia, ni un paso atrás. Nos solidarizamos con el Sindicato de Inquilinas de Tenerife y con todas las personas que defienden el derecho a una vivienda digna. La lucha continúa, y juntos, con determinación y unidad, seguiremos avanzando hacia una sociedad donde la justicia social y los derechos humanos prevalezcan sobre el odio y la violencia.
Por Fernando Ruiz, periodista