SANTA CRUZ DE TENERIFE/ El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife ha decidido destinar un millón de euros a la iluminación navideña de este año, un gasto que contrasta de manera alarmante con la realidad social de la capital. Según los últimos datos, en Santa Cruz hay 35.000 personas viviendo en situación de pobreza extrema, además de cientos que sobreviven en las calles sin techo ni apoyo suficiente. La decisión del consistorio, que defiende esta inversión como un impulso al comercio y el turismo, ha generado un fuerte debate sobre las prioridades de la administración local.
La ostentosa iluminación, que estará encendida durante apenas un mes y medio, se concentra en el centro de la ciudad, dejando prácticamente sin decoración navideña a los barrios más periféricos, donde reside gran parte de la población empobrecida. "Mientras la plaza del Príncipe luce con miles de bombillas, en los barrios apenas hay un par de adornos que parecen puestos de compromiso. La Navidad no llega para todos por igual", denuncia Salvador Moreno, vecino de Ofra y miembro de una plataforma vecinal que ha criticado el gasto municipal.
Para muchas personas, el contraste entre el lujo del centro y la precariedad de los barrios es difícil de ignorar. "Hay familias que no tienen para comer, personas mayores que pasan frío porque no pueden pagar la luz, y mientras tanto el Ayuntamiento gasta un millón de euros en luces. Es un insulto a quienes están sufriendo", señala Elena Hernández, portavoz de un colectivo que trabaja con personas sin hogar en la ciudad. Según este colectivo, la capital alberga a cientos de personas durmiendo en las calles, muchas de ellas sin acceso a recursos básicos ni soluciones habitacionales.
El gasto en iluminación navideña no solo evidencia la desigualdad social de la ciudad, sino que también pone en entredicho las prioridades del gobierno local. "Ese millón de euros podría destinarse a políticas sociales: a albergues, ayudas de emergencia, comedores sociales, o incluso a mejorar las condiciones de los barrios donde vive la mayor parte de la población vulnerable. Pero en lugar de eso, se prefiere destinarlo a luces que solo benefician a los comerciantes del centro", apunta un trabajador social que prefiere mantenerse en el anonimato.
El Ayuntamiento, por su parte, defiende esta inversión como necesaria para dinamizar la economía local durante la campaña navideña. Sin embargo, las críticas no cesan. "¿De qué sirve atraer turistas al centro si hay familias que pasan hambre en los barrios? Parece que el Ayuntamiento gobierna para los escaparates, no para las personas", concluye Hernández.
La falta de adornos y actividades en los barrios refuerza la percepción de que el centro y las áreas comerciales son los únicos beneficiados. Mientras tanto, quienes viven al margen del sistema sienten que la Navidad, al menos la que ilumina Santa Cruz, no les pertenece. "El brillo de las luces no oculta las sombras de la pobreza. Si seguimos ignorando esta realidad, no hay nada que celebrar", reflexiona Gómez.
Este debate refleja la necesidad urgente de replantear las políticas municipales en Santa Cruz, para que la gestión de recursos sea más equitativa y responda a las necesidades reales de una ciudad que parece dividida entre luces y sombras.