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“Me levanto a las 4 de la mañana para salir a buscar comida para mis hijos”, cuenta uno de los pasajeros del jeep colectivo en el que se subió Daniel Pardo, enviado especial de BBC Mundo, en Caracas.
“No se consigue nada”, apunta una mujer sentada a su lado, quien además dice que hoy en día, en Caracas, si desayunas, no almuerzas. La vida diaria en Venezuela se ha vuelto difícil en el centro y en los barrios populares que rodean la ciudad. La gente tiene que hacer colas durante horas para comprar productos básicos, medicinas, incluso para sacar dinero del cajero, porque la moneda se ha devaluado enormemente.
El país solía ser el más rico de América Latina gracias a sus reservas de petróleo, pero la crisis ha hecho que mucha gente de clase media haya visto su calidad de vida degradada. En los barrios, tradicionalmente chavistas, también se siente la precaria situación económica.
La verdad de todo este juego sucio es que las fuerzas o corporaciones extraterrestres han venido aplicando a Venezuela como torniquete que ahogan la economía; como es el cierre de líneas crediticias, o tramitación de cancelación de deudas negada por líneas de Bancos que de la noche a la mañana levantaron vuelo por órdenes expresas del Departamento de Estado de EEUU. Amén de la caída terrible de los precios del petróleo.